lunes, 26 de febrero de 2024

Los secretos del corazón

Hace un tiempo conocí a un chico por internet y desde ese momento supe que sería alguien muy especial para mí. Me cautivo con su sonrisa, sus ojos, su forma de ser, esa sonrisa inigualable que lo caracterizaba. 

Llego a mi vida como un huracán, yo tenía todo arreglado, sabía que quería para mi futuro, todo estaba perfectamente planificado y el llego a cambiarlo todo a revolucionar mi mundo. Y ahí estaba yo viéndolo todo, viéndolo. Era como un ángel caído del cielo, tenía unos ojos en los cuales juro que me perdí desde que los vi, unos ojos que me hacían pensarlo todo el día. 

Al inicio surgió una bonita amistad entre nosotros, nos hicimos buenos amigos, ambos estábamos en una relación. Y con el paso del tiempo por una u otra razón tanto el como yo terminamos con la relación que teníamos antes de conocernos y sin pensarlo el amor surgió entre nosotros de una manera inesperada y cuando nos dimos cuenta las charlas eran más seguidas y se nos pasaba el tiempo volando, un día decidimos darnos una oportunidad de tener algo bonito.

Al principio todo marchaba bien, todo iba perfecto. Parecía una relación bonita y sincera, pero un día todo eso cambio, en el momento en el que el decidió lastimarme de una manera cruel, eso me rompió el corazón en pedazos. Y juro que pensé que el sería diferente, que el amor que había surgido entre nosotros duraría por mucho tiempo, que pasaríamos muchos momentos bonitos él y yo. 

Pero estaba totalmente equivocada, jamás pensé que el chico que creía que era sincero me lastimaría de la manera más cruel y dolorosa. Y desde aquel día no supe más de él. Se fue de mi vida sin darme explicaciones de el por qué había hecho lo que hizo. 

Pasaron los días sin saber nada de él. Y eso me lastimo aún más que su traición. Me llevo tiempo recuperarme de esta dolorosa experiencia amorosa, pero durante el transcurso de los días me sentía mejor, pero no dejaba de pensar en lo sucedido. Poco a poco me olvidé de lo mal que la había pasado y decidí dejarlo ir y continuar con mi vida.

He estado pensando mucho en cómo terminaron las cosas. Tengo tantas preguntas sin respuesta y tantas emociones no dichas y no expresadas… Hoy te escribo esta carta porque, sin importar cómo terminó todo, he decidido atesorar la mejor parte de nuestra historia.

 Quiero que sepas que, a medida que nuestra relación avanzaba, aprendí a conocerme como nunca antes, aprendí a ser vulnerable y a exponer mis defectos. A veces tuve miedo de que me rechazaras, pero tenía que pasar por todo eso para entender la importancia de aceptarme tal y como soy.

 Aunque no todo lo que vivimos fue perfecto, en el fondo entiendo que nada es un accidente y que nuestros momentos juntos debían ser así, tal y como fueron. Estoy aprendiendo a no arrepentirme de lo vivido y a entender incluso los recuerdos difíciles como una lección de vida… Una oportunidad para ser mejor.

Yo te quería y confiaba en ti, ¿sabes? En realidad, no pedía nada extraordinario, pero si lo hubiese sabido no hubiese permitido que me dañaras. No voy a olvidar nunca lo insoportable que es este dolor ni lo mucho que me ha enseñado. Al fin y al cabo, te tengo que dar las gracias por algo.

He aprendido que no puedes darle a alguien algo que no quiere recibir. Te permitiste el lujo de dejármelo demasiado claro; tanto como lo importante que es saber lo que es malo en tu vida y te está consumiendo.

Ha tomado un tiempo, pero finalmente me he dado cuenta de que simplemente no éramos adecuados el uno para el otro, y que a veces no importa cuánto luches, porque algunas diferencias son inconciliables. Quiero que todo empiece de cero, quiero que mi vida vuelva a ser solo mía y luchar por mi propia felicidad. Lamentablemente, ya no puedo hacerlo a tu lado, ya no puedo seguir intentando cambiar a una persona que aún no sabe amar. Di todo de mí, di todo el amor que pude, di cada segundo de mi día… nada te bastó, nada te importó.

Ahora es cuando comprendo que no podemos seguir juntos. Prometí rescatarme a mí misma y en esta carga intento hacerlo. No negaré que te sigo amando, que cada parte de mi corazón te pertenece y no sé por cuánto tiempo sea así. Solo que, a pesar de todo ese cariño, no puedo seguir a tu lado. Ya no puedo vendar mis ojos y excusar cada dolor.

Agradezco el que hayas llegado a mi vida. Aprendí mucho de ti y pude soñar en un amor verdadero, aprendí lo que no es amar y aprendí cómo soltar. Necesitaba que llegaras a mi vida para saber qué es lo que no quiero en mi vida nunca más, para saber qué es lo que debo evitar en una relación. 

Espero que un día encuentres a la persona que merezcas y a quien puedas amar realmente, porque lo que me diste no era ni una pizca de amar. Querer a alguien no significa mentir cada que respiras, no significa humillarla, no significa engañarla. Todo lo que no debiste hacer, lo hiciste conmigo. Espero que de todos estos meses hayas aprendido algo y que puedas crecer como persona.

Gracias por enseñarme todo lo que no es amar, por quedarte a mi lado solo para hacerme llorar. Gracias por irte y dejarme atrás. Gracias y mil veces gracias, aún más porque me enseñaste qué es lo que debo buscar al enamorarme nuevamente. Sin duda me enseñaste que debo sanar mi dolor y poner fin a una relación que no me suma en la vida".

A pesar de todo, te deseo lo mejor. Te deseo una vida exitosa y espero que cumplas todas las metas que te propongas. Tal vez en unos años podamos ser amigos, tal vez algún día me tope en tu camino o el destino nos ponga de nuevo en el mismo lado de la vida. Aunque eso suceda, no podría verte con otros ojos, solo con unos de amistad y estima.

No creas que no me duele escribir todo esto, pero siento que es más que necesario para expresar mi dolor y agradecimiento por lo que me diste y aunque te siga amando, no puedo estar más a tu lado. Con estas palabras me despido y digo “Adiós” a este amor tan complicado y doloroso".

Creo fielmente que estamos hechos de las historias que hemos vivido y las que más nos enseñan son las difíciles, esas que no quisiéramos pasar pero que son necesarias para madurar. Y hoy puedo decir que el resultado de mi historia de amor que terminó en un corazón roto fue construir mi mejor versión. 

Luego de superar una pérdida tan importante que me dejó esa separación, tuve que reconstruirme. Esto sí es metafórico: sentí que cuando terminé de vivir mi duelo, recogí todos los pedacitos que quedaban de mí para volver a armarme, pero en el camino encontré otros cachitos nuevos, por lo que obtuve una nueva yo y, sin duda, me gusta más la persona que soy ahora. ¿Por qué?

Aprendí que primero me amo y luego lo amo. No estoy hablando de egoísmo, solamente de prioridades y ahora sé que yo voy primero antes que mi pareja y eso no es negociable. No puedo darle al otro más que a mí porque no es sano descuidarme y quedarme a deber. Soy mi mejor decisión siempre. 

Antes de él no sabía estar sola, pasaba de una relación a otra, pero luego de él comencé a hacerlo todo sola y amé esa nueva faceta de mi vida en la que descubrí que soy mi mejor compañía.

Aprendí a honrar mis decisiones. Por mucho que lo hubiera amado, él me había lastimado por decisión, por lo que yo tomé la mía y fue irme y no volver. Ser firme me costó muchas lágrimas, pero tenía que darme mi valor y continuar sola.

Aprendí que la soledad te da paz. Esa tranquilidad que encontré después de sanar y darme un tiempo fuera del amor de pareja me ayudó a poder cambiar mis malos paradigmas del amor y poner límites sanos. Pero principalmente, aprendí que en una vida sí se puede volver a nacer y, por lo tanto, volver a tener múltiples oportunidades.


Los secretos del corazón

Hace un tiempo conocí a un chico por internet y desde ese momento supe que sería alguien muy especial para mí. Me cautivo con su sonrisa, su...